En el año 2006 los únicos núcleos con presencia de reproducción segura de la especie se limitaban a sierra morena, en concreto el parque natural de la sierra de andujar (que es la principal población de lince ibérico que hay en el mundo), los parques naturales de Cardeña y Montoro, y el parque nacional de doñana y su entorno. Podría haber poblaciones muy reducidas en otras comarcas, con datos de presencia reciente en el Suroeste de Madrid y en montes de toledo, donde se han localizado al menos 15 ejemplares distintos mediante fototrampeo:tres hembras adultas, dos machos adultos, cuatro subadultos —dos machos y dos hembras—, y seis cachorros
En la mayoría de los casos, el lince ibérico vive de manera solitaria y nómada, mostrándose más sociable en la época de celo. Es un ágil cazador. Se aproxima sigilosamente a la pieza y salta sobre ella con rapidez. Menos frecuentemente espera oculto a que pase cerca una pieza. Cuando las temperaturas máximas aumentan, los linces pasan más tiempo descansando, al contrario que cuando hay precipitaciones. Los linces juveniles son básicamente crepusculares y diurnos, con un aumento de su actividad nocturna después de su primer año de vida. Durante el invierno, los linces pueden tener actividad durante las 24 horas del día, contrastando con sus hábitos casi estrictamente nocturnos en verano.
Un estudio de radiotelemetría en el parque nacional del Coto de Doñana mostró linces principalmente nocturnos, con la actividad concentrada en el crepusculo, y cuando los animales se movían de sus lugares de reposo diurnos hacia los de caza nocturna. El recorrido diario realizado fue como promedio de siete kilómetros, con los machos viajando generalmente más lejos que hembras.
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